Buscando una solución |
Así que, ¿es impensable un fracaso en elevar el tope de la deuda? Ni en lo más mínimo.
Muchos comentaristas siguen mostrando complacencia con respecto al tope de la deuda; la gravedad misma de las consecuencias si ese tope no se eleva, dicen, garantiza que los políticos, al final de cuentas, harán lo que debe hacerse. Sin embargo, esta complacencia pasa por alto dos importantes hechos con respecto a la situación: el extremismo del Partido Republicano de tiempos modernos y la urgente necesidad de que el Presidente Barack Obama trace una línea en la arena en contra de una extorsión ulterior.
El tope de la deuda federal es un extraño capricho de la ley sobre el presupuesto estadounidense: debido a que la deuda es la consecuencia de decisiones sobre el cobro de impuestos y el gasto, y que el Congreso ya toma esas decisiones sobre los impuestos y el gasto, ¿por qué requerir una votación adicional sobre la deuda? Además, tradicionalmente, el tope de la deuda ha sido considerado como un detalle menor. Durante la administración del presidente George W. Bush -quien sumó más de 4 billones de dólares a la deuda nacional- el Congreso, con escasa fanfarria, votó a favor de elevar el tope de la deuda no menos de siete veces''.
En este asunto hay dos cuestiones a analizar, por un lado observar que si Estados Unidos no logra aumentar su tope de deuda, seguramente su economía se verá contraída, afectando negativamente a la economía mundial, al sistema de la cadena de pagos, y al comercio ente naciones.
El segundo punto es analizar cómo la política y los políticos pueden estar por encima de las necesidades reales, anteponiendo sus intereses particulares partidarios, y generando consecuencias negativas para la población en situación mas vulnerable. Acaso no hay un mínimo de conciencia entre estos políticos? Qué van a decir cuando la economía y las necesidades sociales se vean barranca abajo? Con qué situación se encontrarán?
Sin duda que la máscara de cierta clase dirigencial se están cayendo en momentos de urgencia e incertidumbre, consecuencia de una cultura social derivada del individualismo.
Fuente: THE NEW YORK TIMES
Firma: frme
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